La mina contamina, el estado asesina. Solidaridad: ¡No a conga!

10 de febrero de 2012: Miles de campesin@s procedentes de diferentes comunidades de la sierra peruana, después de 10 días de camino, llegan a Lima. Protestan en contra de las concesiones sobre sus territorios por parte del Estado a las grandes transnacionales mineras.

Una nueva colonización, o quizás la continuación de la que dura desde hace 500 años: el 20% del territorio nacional, equivalente a 3 millones de hectáreas, está vendido a las empresas que se dedican a la extracción de minerales (oro, plata, cobre, zinc y otros). El matrimonio entre el Estado y el Capital se hace más estrecho, lucrando sobre la vida y la salud de millones de personas, para variar, campesin@s y habitantes de las zonas rurales.

Bagua no se olvida, Conga no va

En 2009, una protesta contra el remate del territorio paraliza inmensas regiones de la selva por casi dos meses y el 5 de junio es reprimida con el fuego en Bagua. Miles de manifestantes responden a la represión y las víctimas son numerosas en ambos lados. El evento sacude el país y cientos de conflictos análogos salen a la luz, generando solidaridad y valor para responder al ataque del capitalismo. En 2011 el Estado peruano reprime brutalmente los paros convocados por los campesinos de la región Puno contra las mineras, después de varios días de bloqueo de carreteras, incendio de oficinas públicas, ataques a las estructuras mineras y un intento de ocupación del Aeropuerto. Balance: seis campesin@s asesinad@s por las fuerzas del orden. Pocos meses después, una coalición de tinte nacionalista izquierdoide, gana las elecciones en el país, prometiendo a los campesinos una “gran trasformación”. Son suficientes 80 días para que el presidente ex militar Ollanta Humala pierda su máscara populista y apoye abiertamente el enésimo proyecto destructivo en la región Cajamarca, el llamado Proyecto Conga, de la compañía Yanacocha srl (la más grande de Suramérica), de propiedad de la Newmont Mining Corporation (Canada), Compañía de Minas Buenaventura (Perú) y de la Corporación Financiera Internacional (IFC). Yanacocha es conocida en la zona desde 1992, cuando empezó sus actividades, encontrando desde el principio la oposición de los habitantes por la expropiación de tierras y la contaminación provocada. En el año 2000, un derramen de 151 kilos de mercurio a la altura del Centro Poblado de Choropampa provoca un desastre ambiental intoxicando a miles de personas. La población es repetidamente engañada por los políticos y el personal de la empresa que niega, frente a la evidencia, los daños provocados por el mercurio. El actual Proyecto Conga prevé la destrucción de otras 34 hectáreas en el territorio de 6 lagunas, que constituyen las cabeceras de cuenca de los ríos de la región. Los reservorios de las lagunas serán utilizados para el proceso de extracción de los minerales y como depósitos de los residuos tóxicos del trabajo minero. Las sustancias utilizadas son altamente toxicas (entre ellas el mercurio y el cianuro), creando graves problemas de salud y contaminado de manera irrecuperable el medioambiente.

La solidaridad es como un río

En los últimos 10 días, los habitantes de casi todas las regiones del país se han unido y han manifestando su rabia y su solidaridad contra las mineras y el gobierno cómplice. A pesar de la represión, que dejó un saldo de varios heridos de bala, la manifestación llegó a Lima, reuniendo a miles de personas de todo el país. Está cada vez más claro que un cambio real no ocurrirá a través de la política institucional y burguesa, sino solamente con la lucha. Si bien la marcha fue sido convocada como una “Gran Marcha Nacional por el Agua”, en ella se expresó la capacidad de resistencia de las poblaciones para defender la tierra y su propia vida del saqueo capitalista. Se está creando un gran movimiento nacional que reivindica la defensa del territorio, la autodeterminación y la oposición a las lógicas destructivas del poder económico. En esta lucha, nosotros como anarquistas, nos vemos involucrad@s solidarizándonos con los pueblos que sufren y reaccionan a la violencia del Estado y de las Transnacionales. Sostenemos la auto-organización y la acción directa, prácticas que están caracterizando estas protestas.

Invitamos a la difusión de la información y a la práctica de la solidaridad en todas sus formas. Durante la manifestación distribuimos el siguiente volante:

“Nos solidarizamos con la lucha de l@s campesinos cajamarquinos contra el proyecto Conga y con todas las luchas por la defensa de la naturaleza que ocurren en diferentes regiones del planeta. En esta parte del mundo llamada Perú, vemos como constantemente la gente se opone a los proyectos destructivos de las industrias extractivas (mineras, petroleras, hidroeléctricas, forestales, etc.). Los actuales conflictos socio-ambientales son la continuación de una larga lucha de los pueblos originarios contra los intentos de despojo y explotación de sus territorios. Ell@s nos recuerdan que el Agua no es un simple recurso extraíble y comerciable: la Tierra no nos pertenece a nosotr@s, nosotr@s le pertenecemos a ella.

Para quienes creyeron que con un cambio de gobierno se daría una “gran transformación”, ya debería estar claro: Todo gobierno (de derecha o izquierda) sirve a los intereses del capitalismo (nacional o extranjero).

Las ideologías nacionalistas nos dan asco, crean fronteras inexistentes que nos dividen en vez de fortalecer nuestras luchas en defensa de la tierra. El nacionalismo siempre ha justificado guerras, cárceles, despojos de tierra y homogenización. Creemos en la auto-organización y en la acción directa y vemos en muchas luchas campesinas e indígenas un buen ejemplo de ello. La autonomía permite la participación de tod@s en la toma de decisiones, evitando la concentración e imposición del poder. Apoyamos y sostenemos las formas autónomas de gestión colectiva del territorio que existieron y existen en distintas épocas y lugares, fuera de las lógicas del Estado y del Capital.

Actualmente, nos venden el mito del desarrollo sostenible y el capitalismo verde como soluciones a la llamada crisis ambiental, sin cuestionar las dinámicas de explotación, producción y consumo que sostienen nuestra sociedad. Pero solamente la lucha contra cada forma de poder nos permitirá una vida verdaderamente libre, sin dominación entre seres humanos, sobre otras especies y sobre la tierra.”

Más información:
www.cactusnegro.noblogs.org
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En italiano:

[Perú] La miniera inquina, lo Stato uccide: Resistenza No Conga

10 febbraio 2012: Migliaia di contadini andini provenienti da varie comunità della sierra peruviana, dopo 10 giorni di cammino arrivano a Lima, la grande capitale sul Pacifico. Protestano contro le concessioni da parte dello Stato alle grandi multinazionali estrattive (soprattutto miniere e petrolifere) sul loro territorio.

Una nuova colonizzazione o forse il proseguimento di quella che dura da cinquecento anni. Il 20% del territorio nazionale, pari a 3 milioni di ettari, principalmente sulle Ande, è infatti venduto alle imprese che si dedicano all’estrazione di minerali (oro, argento, uranio, zinco e altri). Il matrimonio tra Stato e Capitale si fa sempre più stretto, lucrando sulle vite e sulla salute di milioni di persone, come al solito, contadini e abitanti di zone rurali.

Bagua non si dimentica

Nel 2009 una protesta contro la svendita del territorio paralizza immense regioni della foresta per quasi due mesi e il 5 giugno viene repressa con il fuoco nella zona di Bagua. Migliaia di manifestanti rispondono a testa alta e le vittime sono numerose da entrambe le parti (ufficialmente 34 in totale). L’evento scuote il paese e centinaia di conflitti simili vengono alla luce, generando solidarietà e coraggio per rispondere all’attacco del capitalismo. Nel 2011 lo Stato peruviano reprime brutalmente gli scioperi convocati dai contadini nella regione di Puno contro le miniere, che si sono concretizzati con il blocco di strade, l’incendio di uffici pubblici, gli attacchi alle strutture delle imprese miniere e un tentativo di occupazione dell’aereoporto. Sei contadini/e uccisi/e dalle forze dell’ordine. Pochi mesi dopo, una coalizione di stampo nazionalista sinistroide vince le elezioni nel paese, promettendo ai campesinos una “gran transformación”. Bastano 80 giorni e il presidente ex militare Ollanta Humala perde la sua maschera populista e appoggia apertamente l’ennesimo progetto distruttivo nella regione di Cajamarca, chiamato Proyecto Conga, della compagnia Yanacocha srl (la più grande del Sudamerica), di proprietà della Newmont Mining Corporation (Canada), Compañía de Minas Buenaventura (Perù) e della Corporazione Finanziaria Internazionale (IFC). La Yanacocha è conosciuta nella zona di Cajamarca dal 1992 quando iniziò le sue attività incontrando da subito l’opposizione degli abitanti per l’espropriazione di terre e l’inquinamento generato. Nel 2000 una fuoriuscita di 151 chili di mercurio all’altezza del Centro Poblado Choropampa provoca un disastro ambientale intossicando migliaia di persone. L’attuale Proyecto Conga prevede la distruzione di altri 34 ettari nel territorio di 6 laghi, che costituscono la sorgente dei principali fiumi della regione. I bacini dei laghi saranno utilizzati per il processo di estrazione dei minerali e come depositi dei rifiuti tossici del lavoro. Le sostanze utilizzate nel processo sono altamente tossiche (tra esse il mercurio e il cianuro) creando gravi problemi di salute e inquinando in modo irrecuperabile l’ambiente.

La solidarietà è come un fiume

Negli ultimi 10 giorni, abitanti di quasi tutte le regioni del paese si sono uniti e hanno manifestato la loro rabbia e la loro solidarietà contro le miniere e il governo complice. Nonostante la repressione scatenata, che ha provocato diversi feriti d’arma da fuoco, la manifestazione è arrivata a Lima, radunando migliaia di persone da tutto il paese. È sempre più chiaro che un reale cambiamento non avverrà attraverso la politica istituzionale e borghese ma solo con la lotta. Anche se la manifestazione è stata convocata come una “Gran Marcha Nacional por el Agua”, in essa si è espressa il desiderio e la capacità di resistenza delle popolazioni per difendere la terra e la propria vita dal saccheggio capitalista. Si sta creando un grande movimento nazionale che rivendica la difesa del territorio, l’autodeterminazione e l’opposizione alle logiche distruttive del potere economico. In questa lotta noi, come anarchici, ci vediamo coinvolti solidarizzandoci con i popoli che subiscono e reagiscono alla violenza dello Stato e delle Multinazionali. Sosteniamo l’auto-organizzazione e l’azione diretta, pratiche che hanno caratterizzato queste proteste.

Invitiamo alla diffusione di informazione e alla pratica della solidarietà in tutte le sue forme. Durante la manifestazione è stato distribuito il seguente volantino:

“Ci solidarizziamo con la lotta dei contadini di Cajamarca contro il progetto Conga e con tutte le lotte per la difesa della natura in diverse regioni del pianeta. In questa parte del mondo chiamata Perù vediamo come, costantemente, la gente si oppone ai progetti distruttivi delle industrie estrattive (miniere, petroliere, idroelettriche, forestali etc.). Gli attuali conflitti socio-ambientali sono il proseguimento di una lunga lotta dei popoli originari contro lo sfruttamento e l’esproprio dei loro territori. Loro ci ricordano che l’acqua non è una semplice risorsa commerciabile e estraibile: La terra non appartiene a noi siamo noi ad appartenere ad essa.

Per chi ha creduto che con un cambio di governo sarebbe avvenuta una Grande Trasformazione dovrebbe essere chiaro che ogni Governo (di destra o di sinistra) serve gli interessi del Capitalismo (nazionale o straniero).

Le ideologie nazionaliste ci fanno schifo, creano frontiere inesistenti che ci dividono invece di rafforzare le nostre lotte in difesa della terra. Il nazionalismo ha sempre giustificato guerre, carceri, saccheggio di terre e omogenizzazione. Crediamo nell’auto-organizzazione e nell’azione diretta e vediamo in molte lotte contadine e indigene un buon esempio di questo.

L’autonomia permette la partecipazione di tutti e tutte nella presa di decisioni, evitando la concentrazione e l’imposizione del potere. Appoggiamo e sosteniamo le forme autonome di gestione collettiva del territorio che sono esistite ed esistono in diverse epoche e luoghi, fuori dalle logiche dello Stato e del Capitale.

Attualmente, ci vendono il mito dello sviluppo nella sua versione sostenibile e il capitalismo verde come soluzione alla chiamata crisi ambientale senza mettere in discussione le dinamiche di sfruttamento-produzione e consumo che sostengono la nostra marcia società. Soltanto la lotta contro ogni forma di potere ci permetterà una vita veramente libera, senza il dominio fra esseri umani, sugli altri esseri viventi e sulla terra.”